El día se detiene por momento y nuestra mente comienza a generar dudas sobre que decisión tomar, enviar la hoja de vida y probar suerte, lo que significaría apartar nuestro proyecto, ya que no podremos dedicarle todo el tiempo que requiere o seguir adelante agradeciendo el gesto de tomarnos en cuenta.
Las dudas comienzan a volar y nuestra mente suelta un sinfín de preguntas y posibles escenarios, todos ellos con un final catastrófico, y si fracaso en mi proyecto, y si fuera una oportunidad para retomar la vida laboral, y si mi idea es buena y la entrego a la competencia, y si...
Es una decisión complicada ya que tendremos que analizar varios factores, la mejor opción es realizar una lista y escribir los pro y contras de cada opción, también consultarlo con nuestra familia que obviamente se verá afectada por la decisión que tomemos, pero sobre todo debemos reflexionar y hacer un ejercicio de contacto con nosotros mismos y definir lo que realmente queremos, una buena opción para contactar con ese yo interno, es salir a tomar el aire, hacer una buena caminata o quizás trotar un par de kilómetros.
Recuerda, lo importante es sentirse bien haciendo lo que realmente deseamos, dar el 100% y creer en nuestra capacidad para lograr lo que nos proponemos, de otra forma estaremos cayendo en un pozo del que quizás no podamos salir luego, entregados a una vida prestada que no corresponde con lo que deseamos.
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