sábado, 1 de marzo de 2014

Me centro en el problema:

Debería estar dentro del ABC básico del emprendedor y una lección más que aprendida, pero creo que conforme vamos avanzando en la aventura del emprendimiento olvidamos cosas que ya deberíamos dominar a la perfección.

Quizás ocurra porque nuestro camino hacia el éxito tiene muchas sorpresas, obstáculos tanto pequeños pero habituales como los grandes que llegan sin previo aviso. 

Frente a la gran tormenta, nuestra brújula pierde el norte y nos concentramos en ver el problema y no la solución. 

Allí esta ese gran problema y nosotros estupefactos frente a él, sin apenas movernos y con un dolor de cabeza que minuto a minuto gana terreno, nublando la poca lógica que nos quedaba, apenas sin pegar un ojo, llegas al nuevo día y la bestia (problema) continúa allí porque está decidida a dar la batalla hasta el final.

Pero la luz llega, porque gracias a la divina providencia no estamos solos y siempre contamos con alguien o algo que nos da esa bofetada o empujón cuando quedamos en shock, volvemos a la realidad y recordamos aquellas lecciones que nos enseñan siempre a ver más allá del problema, priorizar pensamientos y sobre todo confiar en nuestra capacidad.

Recordemos no hay problema que no tenga solución, pero si, un buen dolor de cabeza que nos pueda arruinar un bonito día. 

Foto de http://submit.123rf.com/

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