Cuando iniciamos un proyecto, lo único seguro será que vamos a fracasar un par de veces, es la realidad, existe un 99% de probabilidad de que ocurra, o quizás seas el 1% restante que consigue la llave del éxito sin darse apenas un golpe por el camino, pero para el resto de mortales el camino al añorado éxito estará minado de fracasos que pueden ser uno tras otro o turnarse los días de la semana.
Ahora bien, como los fracasos son inevitables debemos prepararnos en cuerpo y alma para que éstos solo queden como un pequeño obstáculo y no se convierta en un pozo donde quedemos sepultados.
El fracaso sólo debe quedar como lo que es, una palabra que nadie quiere escuchar pero que para nosotros será una simple palabra y una nueva oportunidad para hacerle un lavado de cara a nuestro proyecto y demostrar que llegamos para ser exitosos. En teoría suena muy bien y hasta motivador, pero en la práctica será difícil y debemos tomarlo muy enserio, dar la importancia necesaria sin caer en los extremos.
Una buena técnica es recordar fracasos sentimentales, que por regla general son muy duros de superar, sin ánimos de remover viejas heridas, debemos recordar que al final pudimos continuar y quizás esto fue la oportunidad para conseguir alguien más compatible con tu personalidad o disfrutar de un tiempo de soltería que te condujo a emprender un proyecto.
Todo en la vida tiene un sentido y los fracasos forman parte de camino, sólo tú debes decidir como afrontarlos.
Foto de 123rf.com
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