En anteriores ocasiones ya mencione los errores que solemos cometer los emprendedores y que debemos aprender a convivir con ellos y sobre todo superarlos, ya que un error que dejemos que nos afecte más de lo necesario se puede convertir en una auténtica sombra para nuestra joven empresa y que puede afectar nuestra salud emocional.
Recientemente pase uno de esos días que mejor olvidar, cuando un error tonto nos cuesta dinero y sobre todo tiempo, me gustaría decir que no me afecto más de lo debido y que lo supere como todo un emprendedor sabio, pues no, la frustración e hipoteca hicieron aparición y la molestia con uno mismo es imposible cuantificar.
Frente al computador no quería hablar para no decir algo indebido aunque siempre hay alguien que no ayuda y que se dedica a escarbar en la herida, lo peor es que ese alguien no tiene ni idea de lo que significa ser emprendedor, respiras profundo para evitar caer en un conflicto mayor...
De esta experiencia aprendí varias cosas y otras me sorprendieron.
Lo primero es que me di cuenta que conforme avanzamos en esta aventura de emprender nos volvemos más coherentes y evitas el pánico cuando ocurren este tipo de cosas, tras minutos de incertidumbre tu cerebro organiza ideas y da soluciones, la experiencia comienza a cobrar importancia.
La segunda cosa que aprendí es que debemos prestar más atención a los detalles mínimos y que cuando las jóvenes empresas quieren madurar debemos comenzar a delegar funciones y tratar a nuestra joven empresa como una empresa madura, esto significa que llegó el momento de buscar personal.
La tercera cosa que aprendí es que el dinero va y viene pero el bienestar personal y la salud debe siempre estar presente, entonces cuando pasan estos acontecimientos, cuando apenas podemos respirar y se nos acelera la respiración, lo mejor es detenernos a pensar y guardar silencio, calmar nos y apostar por nuestra capacidad, recordar que todos los problemas tiene una solución y que las cosas siempre pasan por algo.
Espero estas líneas ayuden a otros emprendedores y como siempre digo, emprender es una aventura que se vive cada día.
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