miércoles, 24 de julio de 2013

Había una vez un emprendedor:

Aquella tarde de verano, cuando rodeado de montañas de documentos y un teléfono que no dejaba de sonar, mi cuerpo que por mucho tiempo en piloto automático actuó, simplemente se detuvo.

La vista fija sobre el portátil, casi  sin pestañear, vio reflejado un hombre irreconocible.

¿Qué había pasado?

Los días eran un bucle de tiempo, con interminables tareas por hacer sin sentido para mí, la energía de vida que había tenido cuando ingrese, se había consumido y ahora era un zombi al puro estilo de "The Walking Dead" sin rumbo y sin futuro a la vista.

En mi mente solo había un pensamiento, recordaba aquel proyecto de final de carrera que con ilusión realice y orgulloso me hacía sentir, pero  abandonado en la última gaveta del despacho improvisado en mi hogar se encontraba.

Entonces, me di cuenta que abandonar aquel proyecto había representado abandonar lo que realmente yo era, apartar mis sueños y entregarme a vivir una vida que no quería, me había auto impuesto un encarcelamiento.

Con decisión me levanté de la silla y sobre el escritorio deje una carta que titule "Carta de renuncia de un emprendedor" y sin mirar atrás salí a recuperar mi vida.

En cada emprendimiento se encuentra una historia de vida y una valiosa lección para todos los nuevos emprendedores…

Compártela  ¿Cuál es la tuya? 

Foto de: Copyright (c) <a href='http://www.123rf.com'>123RF Stock Photos</a>

0 comentarios:

Publicar un comentario