Quizás fue suerte, el destino o un dios que lo hizo posible pero has nacido donde lo hiciste y gracias al esfuerzo de tus padres, tíos o abuelos, que te encaminaron has logrado un crecimiento profesional que te llevó al mundo del emprendimiento y a llegar donde te encuentras hoy.
El caminar continuo y la vista puesta en el objetivo final, muchas veces nos nubla el día a día, perdiendo el sentido de valorar las cosas que hemos conseguido, como antes solíamos hacerlo.
Nuestro día laboral comienza y nos sentamos en una silla muy cómoda, en el escritorio que siempre quisimos tener con nuestro portátil, al momento de la comida un menú ideal y siempre tendremos tiempo para el café...
¡Detente!
Realmente le damos valor a todo esto que hemos conseguido y que podemos disfrutar como algo tan natural.
¡Detente!
Realmente le damos valor a todo esto que hemos conseguido y que podemos disfrutar como algo tan natural.
Quizás conocer otras realidades nos permita dar aún mas valor a lo que tenemos y ver la vida de otra forma, de manera tal que nos re impulse en nuestro espíritu de emprendimiento, visualizando la realidad más allá de nuestro circuló de confort.
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