viernes, 7 de noviembre de 2014

Cada cliente, un aprendizaje:

Tengo un trabajo genial, hago lo que más me gusta hacer y cada día doy lo mejor de mi para llevar adelante este gran proyecto que denomine "Europa Bajo Costo".

En mi trabajo tengo la oportunidad de compartir por un largo periodo de tiempo, unas 16 horas al día con los clientes, más allá de parecer algo forzado, según mi punto de vista es una experiencia increíble ya que me da la oportunidad de conectar realmente con las personas.

En muchas empresas son pocos los minutos o incluso segundos que pueden compartir con sus clientes, lo que pueda durar la transacción de compra y venta, en cambio los emprendedores que como yo, pueden estar durante un largo periodo de tiempo con los clientes, conocen de primera mano sus impresiones del servicio que presta, ya que pasadas unas horas y con un acercamiento al ritmo de una buena conversación, la confianza surge y logras conectar.

Pero como todo no puede ser blanco, el tiempo prolongado de contacto tiene un aspecto negativo que debe ser muy bien cuidado para la empresa y es el definir correctamente los límites y opiniones que se generan, no se debe confundir la relación de contacto empresarial con una relación más íntima, aún cuando muchas veces los clientes sientan la libertad de contar historias personales, generar debates políticos o religiosos, no podemos ser tentados a entrar en una especie de consulta donde nosotros seamos consejeros, como una vez lo comente en la entrada "mi opinión contra la del cliente" es importante aprender a escuchar y medir nuestras palabras, definiendo desde un inicio un límite, sin generar un conflicto con el cliente, que pudiera ser percibido como una falta de confianza por nuestra parte.

Conociendo las debilidades y aprovechando las oportunidades de contar con tiempo con el cliente, podemos generar ventajas muy competitivas para nuestro negoció.

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